lunes, 20 de junio de 2011

Primera de San Juan Alicante

No hubo gente. Esa fue la primera impresión que ofreció el festejo. Un torero bullidor y mediático, uno de los triunfadores del último San Isidro, y un torero local con ilustre apellido, no fueron capaces de concitar el interés esperado, y la plaza apenas cubrió un cuarto de su aforo.


Y la última percepción que dejó la tarde fue que Valdefresno lidió una corrida de tan buena presentación como magnífico juego, y ello a pesar del exceso de castigo que alguno de los ejemplares recibió.
A hombros salió El Cordobés, a quien se le vio un tanto desganado y apático con el que abría plaza, un astado que, pese a recibir un severo puyazo castigador, derrochó bondad y ganas de repetir, aunque con poca transmisión. El torero madrileño lo muleteó con mucho oficio y poca convicción, y si cortó una oreja fue merced a la buena estocada que recetó.
Más enfibrado se mostró frente al cuarto, con el que sacó a relucir su personal repertorio de saltos de rana, sin duda lo más jaleado de su quehacer. Para ello, evidentemente, había dejado que antes lo masacrasen en varas. La estocada, eso sí, valía por sí misma la oreja.
César Jiménez demostró bien a las claras el excelente momento que atraviesa. Su labor al segundo de la tarde fue de una adaptación a las condiciones del animal perfecta. Largos los derechazos en los primeros compases de faena, echándole la muleta muy adelante; firme y autoritario toreando al natural, por donde al toro le costaba más embestir, y demostrando una seguridad insultante en la fase final, con el astado ya muy aplomado. El de Fuenlabrada se clavó a la arena y obligó al Valdefresno a pasar una y otra vez alrededor de su cuerpo antes de pasaportarlo de una estocada en el centro del ruedo.
Su infortunio con los aceros -tuvo que descabellar por dos veces- le privó de salir por la puerta grande después de otra faena precisa. El toro se había quedado enganchado en las cintas del estribo del picador una eternidad, lo que, sin duda, acabó condicionando su juego postrero, y, aunque le costaba un mundo embestir, Jiménez le supo dar los tiempos pertinentes para ir construyendo una faena repleta de temple, de seguridad y de torería.
Derrochó ganas y variedad Alejandro Esplá frente al primero de su lote, un ejemplar encastado que sacó un punto de violencia en forma de molestos cabezazos al final de los pases. El torero de casa siempre intentó hacer las cosas bien, dando distancia en los primeros cites y dejando la muleta puesta entre pases para que el astado repitiese.
Pese a su escaso bagaje, no se arredró antes las dificultades que planteó el que cerraba festejo, el más complicado de la tarde, un toro incierto que nunca embistió con franqueza a la muleta del alicantino.
Ficha del festejo:
Plaza de toros de Alicante, 18 de junio. Primera de feria de Hogueras. Un cuarto de entrada. Toros de Valdefresno, bien presentados y de buen juego en general, salvo el incierto sexto. Sobresalió el encastado tercero.
El Cordobés: oreja y oreja.
César Jiménez: oreja tras aviso y saludos tras aviso.
Alejandro Esplá: oreja y saludos tras aviso.

info: Burladero

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