No se llenó la plaza en un festejo en el que lucieron el embrujo de Aparicio y el empaque de Cayetano
ENRIQUE AMAT CHIVA
Mientras en Barcelona se consumaba la felonía, el delito de leso taurimismo, el atropello a los aficionados y ya se daba su plaza por clausurada, olvidando que hay todavía un recurso pendiente que puede cambiar las cosas, en Chiva se celebró el festival que las peñas El Torico y Enrique Ponce organizaron, con la colaboración del Ayuntamiento de la ciudad, a beneficio de la Asociación de la Lucha contra el Cáncer.
Un espectáculo que se desarrolló en una plaza de toros portátil con capacidad para 4.000 espectadores. Un recinto que en un futuro será sustituido por una plaza de obra, un inmueble multiusos de sugestivo diseño. Una noticia esperanzadora ante el cierre de Barcelona. Primero fue Villena y ahora serán Chiva, Orihuela y Segorbe las ciudades valencianas que contarán en breve con nuevas plazas de toros.
Volvió a torear en su pueblo natal Enrique Ponce, quien lo había hecho allá por julio de 1981, en otro festival a beneficio de la junta local del cáncer que por entonces presidía Mari Carmen Bernat. Aquel día vistió su primer traje corto, que le confeccionó Pepe Junquera y alternó mano a mano con su paisano Manolo Martínez lidiando astados de Nadal.
Ayer, ya como consolidada figura del toreo, de nuevo hizo el paseíllo en Chiva en un coso que, por cierto, no se llenó. Recibido con cariño por su gente, Enrique se mostró motivado, poderoso y con recursos ante un astado encastado y repetidor, en lo que fue una tarde muy emotiva para él.
El festival estuvo perfectamente organizado y cuidado en todos sus detalles y las reses de Zalduendo, bien presentadas, dieron un juego notable, salvo el lidiado en último lugar.
El rejoneador Manuel Manzanares lució al templar con la grupa y por su temperamental monta.
Julio Aparicio, si bien exhibió su carencia de facultades, prodigó excelentes detalles plenos de duende, embrujo y pinturería.
Vicente Barrera muleteó con su consabido porte vertical, el aclamado Cayetano brilló por su empaque, apostura y cadencia y el alumno de la escuela de tauromaquia de Valencia Cristian Climent se sobrepuso a las complicaciones de un astado a contraestilo y mostró un excelente corte.
FICHA
Tres cuartos de entrada en tarde agradable. Astados de Zalduendo, bien presentados y de buen juego. El rejoneador Manuel Manzanares, dos orejas. Enrique Ponce, dos orejas. Julio Aparicio, dos orejas. Vicente Barrera, dos orejas. Cayetano, oreja tras aviso. Cristian Climent, oreja. Entre las cuadrillas destacó El Levantino. Presidió Vicente Garrido.
info. Bousalcarrer
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