Para el principio del final, pisó la arena un toro de Apolinar Soriano, de capa castaña y bien presentado. Toro que desde el momento de su salida derrochó bravura y nobleza. La pena es que eran pocos los rodadores que había allí. (este no lo pude ver, solo cuando se lo llevaban los cabestros, por causas personales, pero esto es lo que me contaron de él).
Ya en el segundo, y adquirido a ultima hora, se exhibió un toro de Hato Blanco, de procedencia Domecq vía Guateles, burraco de capa, con gran y astifina arboladura. Con una gran salida y el cual no pudimos ver mucho ya que se encerró enseguida, si algo no hizo es buscar los medios para pedir guerra.
Como el comportamiento del que cerraba fiesta, como no, un toro de Los Azores, bien hecho con los pitones hacia adelante y buen remate. Mostró más bravura que anteriormente mencionado, pero salía suelto demasiadas veces apretando en las salidas de las calles, pero más por buscar salida que por hilo, tubo clase en sus embestidas y le faltó un punto de fuerza.
Por la noche, que empezó con la magia de los fuegos artificiales con un toro de fuego, un castillo y mosaico de luces con las letras de Sant Roc 2011. El primer toro en ser embolado fue el de Apolinar Soriano, el cual cogió cuerda por no cerrar bien la tenaza, haciendo complicada la cortada, en la cual entraron demasiada gente en ella, tanto en el rabo del toro como detrás de el cortador. Nos recordó a imágenes de las antiguas y peligrosas emboladas. Y así ocurrió el toro se revolvió los del rabo salieron disparados, fue a por el cortador y el acompañante, este ultimo cayó, cogiéndolo el toro, que por suerte solo le causó una quemadura en el brazo. Tras el quite apretó a varios rodadores en la misma plaza de la cortada de cuerda, el toro salió de la plaza quedándose en los barrotes más lejanos a los corrales donde se paro y no hizo nada. El segundo fue un toro de El Saliner de capa castaña el cual encontró refugio en los callejones. Una de las anécdotas de la noche llegó en la tercera embolada, donde cuando todo estaba preparado, salió del cajón un festero con un carretón. Tras la broma, se emboló el toro de Los Azores, el cual peleo poco y se fue hacia los callejones para ser visto por el pueblo. Y en último lugar para cerrar las fiestas, se procedió a la embolada del toro de Hato Blanco, el cual iba y venia saliendo suelto de las suertes. Este toro se hizo entretenido gracias a la armonía y la música de un trombón que tocaba temas populares, cosa que se agradecía para cerrar la fiesta. Otro buen año en el Puig en las fiestas de San Roc.
Próximamente pondré un resumen con las mejores fotografías.
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